Crisis de fe

Ya hacía unos días que pasó aquello. Un problema de espacio (demasiado hipócrita feligrés por metro cuadrado de capilla) me libró de la ceremonia y sólo tuve que participar en el etilismo generalizado de la celebración. Casi lo había olvidado hasta que recientemente visité a la homenajeada. Sostenía algo en sus manos que quería enseñarme.
- Mira que perrito, primo.
- Ostias, el NintenDogs en una Nintendo DS.
- Aha.
- ¿De dónde la has sacado?
- Uno de los regalos de comunión. Me la regalaron ayer, pero ya me la iba a comprar yo.
- ¿Con qué dinero?
- El de la comunión.
- ¿Has reunido 150€ en dinero regalado?
- 1.600€.
-...
Ahí ya me abstraje de la situación y me perdí intentando calcular lo que me llevaría acumular esa cantidad en el último curro que tuve. Probablemente el mismo que ella. Desde que nació hasta que se lo regalaron, claro. Lo reconozco: perdí momentaneamente mi fe en el ateismo. Caí en la tentación y me imaginé felizmente vestido de marinerito con una Visa que no me cabñia en el bolsillo. O sólo agarrando una PSP. La cara de satisfacción de ella debió de ser un poema.
Ahora, disculpen. Voy a freirme unas patatas para acompañar las palabras de hace unos días.